travesía

04.02.2010 12:46

La tarde se desliza amable sobre el reluciente mantel marino
mientras diminutos mundos infantiles burlan órbitas entre zigzags
ajenos a la belleza monótona del azul tras la armadura de los ventanales,
al hastío del camarero y a las televisiones inhóspitas que pelean entre sí.

Serena alegría se deja llevar
confiada estela acariciando susurros abisales,
el zumbido final de las cafeteras
y ese alma siempre sedienta
de renacimientos y tesoros escondidos

La vida navega tranquila y empopada
de oceano profundo
y acaricia, turquesa,
la melancólica respiración de la pluma
en abierto vuelo hacia el risueño mañana
 
Muy pronto el cielo descansará
y Barcelona coloreará la llegada del viajero
con su silueta de Mediterráneo
hambriento de antigua luz

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Miguel Cabeza